- Al sur -dijo el capitán.
- Pero no hay direcciones aquí en el espacio -respondió la tripulación.
- Cuando uno viaja hacia el sol -replicó el capitán-, y todo se hace amarillo y ardiente y difuso, entonces uno va en una única dirección.
Cerró los ojos y pensó en las tierras lejanas, cálidas y humeantes, y el aliento se le movió suavemente en la boca.
- Al sur -asintió levemente con un movimiento de cabeza-. Al sur.
Texto: Las doradas manzanas del Sol. Ray Bradbury