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sábado, 19 de octubre de 2013

¡Hagamos alma!

Foto: Acción poética.

Abusemos de nuestra distancia e imaginemos una vida sin desgracias, olvidemos los problemas y la confianza abandonada, demostremos que somos felices, aún con la sonrisa borrada, hagamos amor, hagamos alma. 

Un lugar en el espacio.

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,  a veces tarde o a tiempo. Lugares delimitados físicamente o quizá, sea solo un lugar en el mimo espacio, en el aire, sumergidos y penetrados al cielo, esparcidos entre escalas de grises, arcoiris o colores acua, como un estanque de paz, serenidad, confianza. Hojas caer de los árboles, risas a la vuelta de la esquina, sueños lanzados a la vida, lugares; lugares levemente siniestros, imperfectamente perfectos, testigos de instantes de plenitud, de realidades y verdades... mi verdad, su verdad, la verdad.

Texto de Alejandra Pizarnik.

“Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado. Mientras afuera todo sucede con un ritmo vertiginoso de cascada, adentro hay una lentitud exhausta de gota de agua cayendo de tanto en tanto. De allí que ese afuera contemplado desde el adentro melancólico resulte absurdo e irreal y constituya “la farsa que todos tenemos que representar”. Pero por un instante -sea por una música salvaje, o alguna droga, o el acto sexual en su máxima violencia-, el ritmo lentísimo del melancólico no sólo llega a codearse con el del mundo externo, sino que lo sobrepasa con una desmesura indeciblemente dichosa; y el yo vibra animado por energías delirantes.
Al melancólico el tiempo se le manifiesta como suspensión del transcurrir -en verdad, hay un transcurrir, pero su lentitud evoca el crecimiento de las uñas de los muertos- que precede y continúa a la violencia fatalmente efímera”

— La Comtesse Sanglante

jueves, 3 de octubre de 2013

Quizá.

Quizá nuestras almas ya gastadas y fatigadas por el tiempo, se puedan sentir orgullosas de su caminar
Quizá, esos ojos llenos de brillo hayan cumplido su cometido,  y entendido que no es necesario explotar de esperanza, que con una sola chispa basta y sobra
Quizá nuestros pies cansados de andar y divagar puedan reposar con satisfacción, y aunque no hayan encontrado lo que esperaban en un principio, quede eso... la búsqueda, la creación, el descubrimiento
Ojalá, mientras el viento sople tierna o bruscamente en nuestra piel arrugada y lastimada, podamos sentirnos en paz, en paz con el ser, con la tierra, el mar, el cielo, la palabra; los silencios que existieron o quizá las palabras que ensordecieron hasta partir los huesos y las entrañas... en paz con la vida misma.