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jueves, 14 de mayo de 2015

Hola, otra vez.

Hola fiel compañera, porqué la insistencia en volver y quedarte... acaso no te es suficiente lo sufrido. Podría pasar que cierto día por la noche me parta en diminutos espacios de colapso y ni tú con tan torturante ruido puedas seguir habitándome, podría suceder que...que yo te desarme y te acobarde, a tal punto en el que seas una querida compañera, quizá ya no tan fiel, quizá ya más querida y no tan sórdida. Como aquí y ahora, te reconozca como maestra del camino y te valore, valore las letras y la música clásica de fondo. Compañera, fiel; mientras eso no se perpetué vete otra vez y regresa cuando vuelva a estar lista para venerar tu presencia.

¡Ay de estos días!

En qué pensar, sobre qué indagar... en estos días de aires furiosos sólo nos dejan tanta melancolía y desoriento. ¡Ay de estos días! ¡Ay del querer volar!. Cómo no, si el viento furioso nos abraza, nos construye y nos mata; viene calido y feroz...¡implacable!.
Y así, todo el tiempo; de aquí para allá, estando  en otra vida, en otra historia, y no era capaz de poner a salvo, desde esta vida, aquella otra en la que ya no estaba... las hojas dejaron de soñar, el viento rasgaba las pieles, y las sonrisas ya no aguardaban canciones.
 ¿Acaso el alma porfin aterrizó? o tan sólo se perdió y tan  sólo divaga...