Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, a veces tarde o a tiempo. Lugares delimitados físicamente o quizá, sea solo un lugar en el mimo espacio, en el aire, sumergidos y penetrados al cielo, esparcidos entre escalas de grises, arcoiris o colores acua, como un estanque de paz, serenidad, confianza. Hojas caer de los árboles, risas a la vuelta de la esquina, sueños lanzados a la vida, lugares; lugares levemente siniestros, imperfectamente perfectos, testigos de instantes de plenitud, de realidades y verdades... mi verdad, su verdad, la verdad.
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