En qué pensar, sobre qué indagar... en estos días de aires furiosos sólo nos dejan tanta melancolía y desoriento. ¡Ay de estos días! ¡Ay del querer volar!. Cómo no, si el viento furioso nos abraza, nos construye y nos mata; viene calido y feroz...¡implacable!.
Y así, todo el tiempo; de aquí para allá, estando en otra vida, en otra historia, y no era capaz de poner a salvo, desde esta vida, aquella otra en la que ya no estaba... las hojas dejaron de soñar, el viento rasgaba las pieles, y las sonrisas ya no aguardaban canciones.
¿Acaso el alma porfin aterrizó? o tan sólo se perdió y tan sólo divaga...
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